7 de septiembre de 2007

Palabras del Director del Instituto

Cada vez más, en los últimos tiempos, aparece expresada la convicción de que la educación es una condición necesaria, y un proceso, que contribuye al desarrollo integral de una sociedad. Hoy sabemos que el desarrollo es el resultado de un conjunto de políticas cuya finalidad principal es consolidar un modelo de país que garantice que cada persona, a partir de su trabajo cotidiano, pueda ser dueña de su propio destino y del de su familia. En un marco de políticas de esa naturaleza, la educación puede cumplir su papel esencial en la comunidad. Sin embargo son muchos los frentes que debe atender el educador. Una crisis de valores producida por elementos que requieren un procesamiento y una devolución hacia la sociedad. La escuela no es un ámbito de "sálvese quien pueda", tampoco lo es para una acumulación individual del conocimiento que no deba restituirse creativa y solidariamente para el bien común, la escuela no es para los que tienen un bagaje más sólido (tanto familiar y social, como económico y cultural), sino que debe afrontar el desafío de atender y formar preferentemente a los que más necesitan, para que puedan tener un futuro en nuestra comunidad. Una educación pensada desde esta perspectiva, nos ofrece una oportunidad para emprender la tarea de reconstrucción del hombre argentino, capaz de integrarse y realizarse en su comunidad local, nacional, regional y universal. La Argentina vive esperanzada y con confianza un nuevo ciclo democrático, luego de haber vivido uno de los peores momentos de su historia. El reto es, entonces, formar hombres capaces de contribuir a este desafío nacional. Nos anima el entusiasmo de construir mediaciones teóricas entre los principios y valores de una educación popular, nacional, humanista y cristiana y la práctica cotidiana en la escuela, para evitar la fragmentación entre valores y acción. No existe una teoría que no tenga anclaje en una cosmovisión general acerca del hombre, el mundo y la realidad, y cuando se aplican ingenua y eclécticamente teorías que responden a visiones economicistas, materialistas o internacionalizantes, se produce este hiato entre lo que creemos y perseguimos, y lo que hacemos en la realidad concreta. Por eso queremos contribuir a la difusión y debate de marcos teóricos que nos encaminen hacia una armonía integral entre valores, pensamiento y acción. El Instituto de Educación de la Universidad del Salvador se propone concretar un ámbito de intercambio, reflexión y discusión, como una extensión de las actividades propias de la vida universitaria, y, al mismo tiempo, llegar con nuestros debates a los docentes, con la propuesta de llevar las banderas de una educación cimentada en valores, como expresión del nivel académico que anima nuestra vida universitaria.
Lic. Pablo Mario Narvaja
Director del Instituto de Capacitación Continua